¿El fin del rock? Las guitarras Gibson se declaran en bancarrota.
Tras pasar los últimos 116 años fabricando modelosemblemáticos en la historia de la música, la marca de guitarras Gibson se declaró en bancarrota. Para muchos este hecho marca el fin de la era de la guitarra eléctrica.
El hecho de que la marca de guitarras Gibson se haya declarado en bancarrota, ha remecido al mundo de la música. Un gigante en la industria de los instrumentos musicales, pionero en el desarrollo de la guitarra eléctrica y agente clave en la historia de la música moderna, hoy pasa por la peor crisis de su historia. Bajas cifras en sus ventas, sumadas a malas decisiones directivas, provocaron un déficit que creció por años hasta alcanzar los varios cientos de millones de dólares en deudas, forzando a la compañía a declararse en bancarrota el pasado martes 1 de mayo.
Lo que le ocurre a Gibson, sin embargo, no es un hecho aislado: desde el año 2008, las ventas de guitarras eléctricas han ido en constante descenso, llegando a caer por sobre el 20% sus ventas globales. Marcas como Fender y la tienda estadounidense Guitar Center, tampoco la han pasado bien. ¿Es esto una señal que la guitarra está muriendo? ¿Quiénes son los responsables?
En internet se leen comentarios que culpan a la música actual y a las nuevas generaciones por ser demasiado complacientes como para hacer música con instrumentos reales. La tendencia del pop contemporáneo, producido mayormente de forma electrónica y con poca intervención de instrumentos reales, según dicen, contribuye a levantar a artistas sin talento que hacen música con solo apretar botones.
Otros culpan a las nuevas modas, sobre todo al reggaetón y al trap en Latinoamérica, por promover música pobre, vacía y hedonista.
El último argumento se desmorona solo: el hedonismo es un motor creativo presente en prácticamente todos los géneros de música popular, pero es en el rock donde más fuerza tuvo. No olvidemos de dónde viene el lema “sexo, drogas y rock n’ roll”.
El rock no ha muerto, amigos míos. Es la industria la que ha cambiado.
A fines de los ’90, era normal que los espacios de mainstream musical lo compartieran artistas de diversos géneros musicales. Artistas pop como Backstreet Boys y Britney Spears compartían los rankings con bandas del calibre de Red Hot Chili Peppers, Audioslave, Rage Against The Machine y hasta Metallica. Recuerda cómo era MTV hace 15 años.
Hoy, en cambio, el espectro de la “música de industria” se ha estrechado a un número reducido de géneros de pop y música urbana, representado por artistas anglo como Rihanna, Bruno Mars y Drake, y por rostros como Ozuna, J Balvin y Bad Bunny, en el mercado latinoamericano.
Esta reducción del mainstream podría interpretarse como una mala noticia para la música, pero no lo es. Con la llegada de la era digital, y el consiguiente debilitamiento de los grandes sellos multinacionales, la música independiente ha comenzado a ganar fuerza de forma sostenida en los últimos años.
No es el fin del rock, ni de la guitarra, ni de la música. Es la evolución de una industria que está en constante cambio.
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